El famoso legado gilson
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El famoso legado gilson
Resumen
Lo de Gilson iba mal: tal era el juicio lacónico y frío, si bien no carente de simpatía, de la mejor opinión pública de Mammon Hill: el dictamen de la sociedad respetable. El veredicto del elemento opuesto, o mejor sería decir oponente -el elemento que acechaba con ojos enrojecidos e inquietos la «ruina» de Moll Gur¬ney, mientras la respetabilidad se tomaba el asunto más dulcemente en el magnífico «salón» del señor Jo. Bentley- venía a tener prácticamente los mismos efec¬tos generales, aunque expresados con mayor adorno mediante la utilización de pintorescas palabrotas que es innecesario citar. Por lo que respecta a la cuestión Gilson, Mammon Hill era prácticamente una piña. Y debe confesarse que en un sentido meramente tempo¬ral no le iba todo bien al señor Gilson. Aquella misma mañana había sido conducido a la ciudad por el señor Brentshaw y acusado públicamente de robar caballos; entretanto el sheriff estaba ocupado en El Árbol pro¬bando una nueva cuerda de cáñamo mientras el car¬pintero Pete se afanaba activamente, entre trago y trago, en fabricar una caja de pino de la longitud y la anchura del señor Gilson. Una vez que la sociedad había pronunciado su veredicto, entre Gilson y la eternidad sólo restaba la formalidad decente de un juicio.
Tomado del texto original.
Fecha: 06/12/16
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