El solitario
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El solitario
Resumen
Después de recorrer todo el perímetro de la sala de Pasos Perdidos atravesó la galería Marchande, como venía haciéndolo tres veces por semana desde casi medio siglo atrás. Aseguraba que este paseo, del que no podía prescindir, le permitía “respirar el aire puro del Palacio”. Todo indicaba en él la rutina: desde su monótono andar hasta esa particular costumbre, al encontrarse con un colega, de esbozar una leve reverencia tomando la toga con la punta de los dedos. Los lunes, miércoles y viernes, exactamente a la una de la tarde, subía la gran escalinata que daba sobre el bulevar del Palacio para dirigirse, sin prestar atención a nadie, hacia el guardarropa de abogados.
Tomado del texto original
Fecha de reseña: 25/05/2016
Editorial
Buenos Aires Emecé Editores
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