El palacio de las bellas durmientes
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El palacio de las bellas durmientes
Resumen
No debía hacer nada de mal gusto, advirtió al anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en la boca de la muchacha dormida ni intentar nada parecido.
Había esta habitación, de unos cuatro metros cuadrados, y la habitación contigua, pero al parecer no habían más habitaciones en el piso superior; y como la planta baja resultaba demasiado reducida par alojar huéspedes, el lugar apenas podía llamarse una posada. Probablemente por que su secreto no lo permitía, el portal no ostentaba ningún letrero. Todo era silencio. Tras serle franqueado el portal cerrado con llave, el viejo Eguchi sólo había visto a la mujer con quien ahora estaba hablando. Era su primera visita. Ignoraba si se trataba de la propietaria o de una criada. Era mejor no hacer preguntas.
Tomado del texto original
Fecha de reseña: 28/10/2016
Editorial
Argentina Libros Taurus
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