Contribución a la psicogénesis de los estados maniaco depresivos (1935)
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Contribución a la psicogénesis de los estados maniaco depresivos (1935)
Resumen
En mis primeros trabajos describí una fase del sadismo en su cúspide, por la que pasan los niños durante el primer año de vida. En los primeros meses de la existencia del niño, éste tiene impulsos sádicos dirigidos no sólo contra el pecho de su madre, sino también contra el interior de su cuerpo; impulsos de vaciar su contenido, de devorarlo y destruirlo por todos los medios que el sadismo pueda sugerir. La evolución del niño pequeño está gobernada por los mecanismos de introyección y proyección. Desde el comienzo el yo introyecta objetos "buenos" y "malos", siendo el pecho de la madre el prototipo de ambos: de los objetos buenos cuando el niño lo consigue, y de los malos cuando le es negado. Esto se debe a que el bebé proyecta su propia agresión sobre estos objetos que siente que son malos, y no sólo porque frustran sus deseos: el niño los con-cibe como realmente peligrosos, como perseguidores que teme lo devoren, vacíen el interior de su cuerpo, lo corten en pedazos, lo envenenen, que, en resumen, maquinen su destrucción por todos los medios que el sadismo pueda imaginar. Estas imagos, que son un cuadro fantásticamente distorsionado de los objetos reales sobre los cuales se basan, las instala el bebé no sólo en el mundo exterior, sino, por el proceso de incorporación, también dentro del yo. De ahí que niños muy pequeños pasen por situaciones de ansiedad (y reaccionen con mecanismos de defensa) cuyo contenido es comparable al de la psicosis de los adultos
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