Nuestro mundo adulto y sus raices en la infancia (1959)
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Nuestro mundo adulto y sus raices en la infancia (1959)
Resumen
Para examinar la conducta humana en su contexto social desde el punto de vista psicoanalítico, es necesario investigar la forma en que el individuo evoluciona desde la infancia hasta la madurez. Un grupo -sea grande o pequeño- consiste en individuos mutuamente relacionados; por consiguiente, la comprensión de la personalidad es básica para la comprensión de la vida social. Al explorar el desarrollo individual, el psicoanalista retrocede, por etapas graduales, hacia la infancia; por lo tanto me detendré primero en las tendencias fundamentales del niño pequeño.
Los diversos signos de dificultades en el bebé -estado de rabia, falta de interés por el mundo circundante, incapacidad para tolerar frustraciones y fugaces expresiones de tristeza- solían explicarse antes en términos de factores físicos. Hasta la época de los grandes descubrimientos de Freud, existía una tendencia general a considerar la infancia perfecta, como un período de felicidad, y las diversas perturbaciones observadas en los niños no se tomaban en serio. Con el transcurso del tiempo, los hallazgos de Freud nos han ayudado a comprender la complejidad de las emociones infantiles y han revelado que los niños atraviesan por serios conflictos. Ello permite lograr una mejor comprensión de la mente infantil y de su relación con los procesos mentales del adulto.
Tomado del texto original
Fecha: 10/11/2016
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