Cerca del punto crítico

Abstract

Todo comenzó cuando investigadores humanos enviaron un robot semiautónomo a la superficie de Tenebra. El robot descendió gracias a los propulsores de los cohetes hasta que la presión atmosférica superó la presión en las cámaras de combustión. En lugar de generar empuje, los cohetes comenzaron a sobrecalentarse y fundirse, por lo que los controladores desactivaron los motores y el robot completó su descenso con un paracaídas.

Tras aclimatarse al mundo oscuro bajo las densas nubes de Tenebra, el robot se dispuso a explorar. Tras meses de mapear el territorio y observar plantas y animales, se topó con un nativo consciente. La criatura parecía una enorme piña de abeto con armadura de escamas, con cuatro pares de extremidades: el par inferior le servía para caminar, el siguiente, aparentemente inutilizado, y los dos superiores para la prensión (que servían como brazos y manos). Un conjunto de espinas que sobresalían de la parte superior de la criatura servían como ojos sin lentes, aprovechando al máximo el tenue flujo de fotones que emanaba del cielo.

Sin ser visto por el nativo, el robot lo siguió, robó diez de sus huevos y una buena selección de cuchillos de piedra que la criatura había colocado en trampas explosivas, y luego llevó su botín lejos de las cuevas en las que vivían la criatura y su clan.