La gran ilusión. II. Los cuarks
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La gran ilusión. II. Los cuarks
Resumen
"El relato que sigue -nos dice el doctor Jorge Flores Valdés al referirse al contenido de La gran ilusión II. Los cuarks- es, como gran parte de las investigaciones en el campo de la física, una historia de aventuras, el relato de la búsqueda reciente del verdadero átomo, aquel verdaderamente indivisible: el cuark. En el prólogo en el Cielo del Fausto, Goethe hace que Mefistófeles se burle del hombre y de sus actos : 'no hay frusilería donde no meta su nariz'. Esta frusilería es el cuark, de la palabra alemana quark, que significa requesón, pero que en el habla popular se usa a veces en el sentido de tontería, o contrasentido"
Hasta donde se sabe, fueron los griegos Demócrito y Epicuro los primeros que intentaron establecer una teoría de las cosas muy pequeñas y así Demócrito, hacia el siglo V a. C., llegó a concebir la materia -con una penetración tan sorprendente que parece un moderno- formada por partículas pequeñísimas que no podían separarse, a las que por eso llamó átomos (en griego = indivisible) que eran eternos, inmodificables, indestructibles: fuera de ellos sólo podía existir el vacío. Su forma sería redonda y lisa en el agua, otros informes que constituirían el fuego y rugosos los de la tierra, eso explicaría, según el griego, sus diferentes propiedades.
Mas donde la concepción de Demócrito alcanza niveles de excelencia es cuando asegura que el movimiento y la manera de comportarse de los átomos están controlados por leyes de la naturaleza que no pueden infringirs
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México Progreso
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