TI - La hija del árbol AU - Allen DeFord , Miriam AB - Lo que más le oprimía a Lee era el silencio. En su casa, en Boston, había aprendido de memoria a Longfellow: «El murmullo de los pinos y los abetos». Allí había pinos y abetos del Canadá, aunque la mayor parte del bosque estaba formado por abetos corrientes y, sobre todo, abetos rojos; pero ninguno de ellos murmuraba. No había pájaros cantores y sólo de tarde en tarde escuchaba la llamada de una tórtola. (Tomado del libro) (Fecha de reseña 22/09/2015) UR - https://biblioteca.inci.gov.co/handle/inci/9122 ER -