Listar por autor "Bierce, Ambrose"
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Al otro lado de la pared
Bierce, AmbroseEl protagonista, volviendo de Oriente a Nueva York, después de muchos años de vivir allí por negocios, hace escala y se está unos días en San Francisco. Aprovecha para visitar a Mohum Dampier, su mejor amigo, que hacía ya tiempo que no veía. Este se le aparece envejecido y muy demacrado. Mientras se ponían al día con una agradable conversación unos súbitos golpeteos en una pared irrumpen en la habitación donde se encuentran. El fenómeno se repite de nuevos poco después. El sr. Dampier le muestra a su amigo que esa pared es la fachada del primer piso y que por tanto no puede haber nadie al otro lado de la pared! A continuación le explicará de donde viene este misterio. (Tomado de http://www.abretelibro.com/foro/viewtopic.php?t=55432) (Fecha de reseña 13/07/2015)
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Algunas casas encantadas: La Isla de los Pinos
Bierce, AmbroseDurante muchos años, cerca de la ciudad de Gallipolis, Ohio, vivió un anciano llamado Herman Deluse. Poco se sabía de su vida, porque él no quería ni hablar de ella ni aguantar a los demás. Era creencia extendida entre sus vecinos que había sido pirata, aunque nadie sabía si ello se debía a que no existían más pruebas que su colección de garfios de abordaje, sus alfanjes y sus viejas pistolas de serpentín. Vivía completamente solo en una pequeña casa de cuatro habitaciones que se desmoronaba a pasos agigantados y en la que no se realizaba más reparación que la que exigían las condiciones meteorológicas. (Tomado del libro) (Fecha de reseña 13/07/2015)
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La alucinación de Stanley Fleming
Bierce, AmbroseEl relato comienza con un diálogo entre Staley Fleming y su amigo el médico. El primero sufre alucinaciones. Y es que, cuando se despierta, se le aparece un enorme perro Terranova que lo observa de una manera siniestra, amenazante. Fleming teme que esta situación lo conduzca a la locura. (Tomado de http://lecturaenbergondo.blogspot.com/2012/09/la-alucinacion-de-staley-fleming-de.html) (Fecha de reseña 23/07/2015)
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El amo de moxon
Bierce, AmbroseNo obtuve respuesta inmediata. Moxon estaba ocupado aparentemente con el fuego del hogar, revolviendo con habilidad aquí y allá con el atiza¬dor, como si toda su atención estuviera centrada en las brillantes llamas. Hacía semanas que obser¬vaba en él un hábito creciente de demorar su res¬puesta, aun a las más triviales y comunes pregun¬tas. Su aire era, no obstante, más de preocupa¬ción que de deliberación: se podía haber dicho que "tenía algo que le daba vueltas en la cabeza". Tomado del texto original Fecha: 10/11/2023
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Una aventura en Brownville
Bierce, AmbroseEl narrador, un profesor de escuela, escucha unas voces mientras se encuentra en un bosque. Al acercarse a escuchar con más detenimiento escucha fragmentos de una conversación entre un hombre y una mujer. La voz del hombre resalta lo indefensa la mujer, mientras esta pregunta si es una amenaza e intentará asesinarlos. El resto de la conversación es inaudible, y cuando el narrador se acerca sólo llega a ver a las figuras de las dos personas perdiéndose entre los árboles. (Tomado de http://www.sectarios.org/wiki/index.php/Una_aventura_en_Brownville) (Fecha de reseña: 03/08/2015)
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Una carretera iluminada por la luna
Bierce, AmbroseSe ubica como una historia de fantasmas completamente novedosa, donde al final es un espectro quien advierte la angustia que le produce el contacto con su hijo, aún vivo. (Tomado de http://elespejogotico.blogspot.com/2010/05/una-carretera-iluminada-por-la-luna.html) (Fecha de reseña: 03/08/2015)
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El caso del desfiladero de coulter
Bierce, Ambrose¿Cree usted, coronel, que a su valiente Coulter le agradaría emplazar uno de sus cañones aquí? -preguntó el general. No parecía que pudiera hablar en serio: aquél, verdaderamente, no parecía un lugar donde a ningún artillero, por valiente que fuera, le gustase colocar un cañón. El coronel pensó que posiblemente su jefe de división quería darle a entender, en tono de broma, que en una reciente conversación entre ellos se había exaltado demasiado el valor del capitán Coulter. Tomado del texto original. Fecha: 01/12/2016
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Chickamauga
Bierce, AmbroseBierce suele moverse con mucho dominio entre imágenes del horror y el misterio. A menudo, comparado con Poe, encuentra en lo no dicho, la mejor expresión. En esta obra en particular la imaginación trasborda sus límites, cuando un niño de seis años deja de luchar contra enemigos invisibles e inventados para unirse a un grupo de zombis en movimiento. (Tomado de http://literatura.itematika.com/libro/25/chickamauga.html) (Fecha de reseña 14/07/2015)
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Una conflagración imperfecta
Bierce, AmbroseUna Conflagración Imperfecta (An Imperfect Conflagration) es un relato fantástico del escritor norteamericano Ambrose Bierce. (Tomado de http://elespejogotico.blogspot.com/2009/10/una-conflagracion-imperfecta-ambrose.html) (Fecha de reseña: 03/08/2015)
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El dedo medio del pie derecho
Bierce, AmbroseEn un pueblo del sudeste americano hay una casa conocida por estár hechizada. Con su humor habitual, Bierce nos informa que para probar que la casa está encantada sólo hay que verla y, con fina ironía, añade «que su dueño, el señor Manton, creera conveniente una noche, diez años antes, levantarse de la cama, degollar a su mujer y a sus dos hijitos y mandarse mudar a otra región, ha contribuido sin duda a que la opinión pública considerara el lugar propicio a los fenómenos sobrenaturales». Sin apenas respiro, el autor nos lleva a un duelo, pero de naturaleza muy peculiar; los dos contendientes, despojados de sus ropas y sin más arma que un cuchilllo de monte, serán introducidos en una casa a oscuras en plena noche por sus padrinos, los cuales se retirarán para que ambos puedan degollarse en la oscuridad con toda comodidad y sin interferencias. La casa en cuestón es la encantada del pueblo. A partir de ahí nos encontramos con fragmentos de hechos, que apenas parecen tener conexión lógica entre ellos. Pero están conectados y de manera muy fuerte, y todo ello produce un final inesperado para todos y que, en contraste con el escepticismo del inicio del relato, entra totalmente en el terreno de lo sobrenatural.
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Desapariciones misteriosas
Bierce, AmbroseUna mañana de julio de 1854 un colono llamado Williamson, que vivía a unas seis millas de Selma, Alabama, estaba sentado con su mujer y su hijo en la terraza de su vivienda. Delante de la casa había una pradera de césped que se extendía unas cincuenta yardas hasta llegar a la carretera pública, o la pista, como solían llamarla. Más allá de esta carretera había un prado de unos diez acres, recién segado, completamente llano y sin un árbol, roca, o cualquier otro objeto natural o artificial en su superficie. En aquel momento no había en el campo ni siquiera un animal doméstico. Al otro lado del prado, en otro campo, una docena de esclavos trabajaban bajo la vigilancia de un capataz. (Tomado del libro) (Fecha de reseña 15/07/2015)
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El desconocido
Bierce, AmbroseUn hombre salió de la oscuridad y penetró en el pequeño círculo iluminado por nuestro lánguido fue¬go de campamento, sentándose en una roca. Tomado del texto original. Fecha: 06/12/16
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Diagnóstico de muerte
Bierce, AmbroseNo soy tan supersticioso como algunos de tus doctores de ciencia, como tú te complaces en decir dijo Hawver, replicando una acusación que no había sido hecha Algunos de ustedes, solo algunos, confieso, creen en la inmortalidad del alma, y en apariciones que tú no tienes la honestidad de llamar fantasmas. (Tomado del libro) (Fecha de reseña 15/07/2015)
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El diccionario del diablo
Bierce, AmbroseEn EL DICCIONARIO DEL DIABLO, Ambrose Bierce afila sus armas para ofrecernos una burla total y despiadada del género humano, de sus beneméritas instituciones, de sus presupuestos lógicos -avalados por el sólido beneficio de tener el Reino de lo Real de su parte-, de sus ideas más conspicuas, de sus nimias creencias. Bierce, maestro del humor negro, se convierte en diabólico lexicógrafo a fin de provocar una rebelión contra las ideas recibidas, contra las ideas de los que reinan, contra las ideas que se establecen impunemente...» APÁTICO. Adj. Casado hace seis semanas. CAGATINTAS. s. Escritor profesional cuyos puntos de vista se oponen a los nuestros. CÍNICO. Adj. U.t.c.s. Canalla cuya visión defectuosa le hace ver las cosas como son, no como deberían ser. De ahí surgió la costumbre que reinó entre los escitas de arrancar los ojos a los cínicos para mejorarles la visión. DISTANCIA. s. Única cosa que los ricos están dispuestos a otorgar a los pobres que acuden a ellos. FELICIDAD. s. Agradable sensación que se produce al contemplar la miseria ajena. (Tomado de http://www.entrelectores.com/libros/ambrose-bierce/el-diccionario-del-diablo-ambrose-bierce) (Fecha de reseña 17/07/2015)
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En Medio De La Vida: Cuentos De Soldados Y Civiles
Bierce, AmbroseCuentos de los soldados y civiles, el jinete en el cielo, historia de una conciencia Tomado del contenido del libro Fecha de reseña: 07/10/2015
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El engendro maldito
Bierce, AmbroseA la luz de una vela de sebo colocada en un extremo de una rústica mesa, un hombre leía algo escrito en un libro. Era un viejo libro de cuentas muy usado, y al parecer su escritura no era demasiado legible porque a veces el hombre acercaba el libro a la vela para ver mejor. En esos momentos la mitad de la habitación quedaba en sombra y sólo era posible entrever unos rostros borrosos, los de los ocho hombres que estaban con el lector. Siete de ellos se hallaban sentados, inmóviles y en silencio, junto a las paredes de troncos rugosos y, dada la pequeñez del cuarto, a corta distan¬cia de la mesa. De haber extendido un brazo, cualquie¬ra de ellos habría rozado al octavo hombre, tendido boca arriba sobre la mesa, que con los brazos pegados a los costados estaba parcialmente cubierto con una sábana. Era un muerto. Tomado del texto original. Fecha: 06/12/16
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El entorno conveniente
Bierce, AmbroseUna noche de mediados de verano, el hijo de un granjero que vivía a unos veinte kilómetros de la ciudad de Cincinnati, cruzaba un bosque denso y oscuro siguiendo un camino de herradura. Se había desorientado mientras buscaba unas vacas perdidas, y cerca ya de la medianoche se encontra¬ba muy lejos de su casa, en una zona con la que no estaba familiarizado. Pero era un joven valiente y, como conocía la dirección aproximada en la que se hallaba su casa, se metió en el bosque sin vacilar, guiado por las estrellas. Al encontrarse, el camino de herradura y observar que iba en la dirección co¬rrecta, lo siguió. Tomado del texto original. Fecha: 06/12/16
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Una escaramuza en los puestos de avanzada
Bierce, AmbroseCuento corto de Ambrose Bierce Tomado del contenido del libro Fecha de reseña: 01/11/2015
Formato: DOC (Word 97-2003)
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El famoso legado gilson
Bierce, AmbroseLo de Gilson iba mal: tal era el juicio lacónico y frío, si bien no carente de simpatía, de la mejor opinión pública de Mammon Hill: el dictamen de la sociedad respetable. El veredicto del elemento opuesto, o mejor sería decir oponente -el elemento que acechaba con ojos enrojecidos e inquietos la «ruina» de Moll Gur¬ney, mientras la respetabilidad se tomaba el asunto más dulcemente en el magnífico «salón» del señor Jo. Bentley- venía a tener prácticamente los mismos efec¬tos generales, aunque expresados con mayor adorno mediante la utilización de pintorescas palabrotas que es innecesario citar. Por lo que respecta a la cuestión Gilson, Mammon Hill era prácticamente una piña. Y debe confesarse que en un sentido meramente tempo¬ral no le iba todo bien al señor Gilson. Aquella misma mañana había sido conducido a la ciudad por el señor Brentshaw y acusado públicamente de robar caballos; entretanto el sheriff estaba ocupado en El Árbol pro¬bando una nueva cuerda de cáñamo mientras el car¬pintero Pete se afanaba activamente, entre trago y trago, en fabricar una caja de pino de la longitud y la anchura del señor Gilson. Una vez que la sociedad había pronunciado su veredicto, entre Gilson y la eternidad sólo restaba la formalidad decente de un juicio. Tomado del texto original. Fecha: 06/12/16
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El golpe de gracia
Bierce, AmbroseLa batalla había sido violenta y continuada; todos los sentidos lo confirmaban. El sabor mismo del combate estaba en el aire. Ahora todo había acabado; sólo quedaba socorrer a los heridos y enterrar a los muertos; «asearlo un poco», como dijo el bromista de un pelotón de enterramiento. Hacía falta una buena cantidad de «aseo». Hasta donde alcanzaba la vista, entre los bosques y bajo los árboles astillados, se extendían restos de hombres y caballos. Por entre ellos se movían los camilleros recogiendo y llevándose a los pocos que mostraban señales de vida. La mayoría de los heridos habían muerto por abandono mientras se discutía su derecho a ser asistidos. Las reglas del ejército establecen que los heridos deben esperar: la mejor manera de atenderlos es ganar la batalla. Hay que reconocer que la victoria es una importante ventaja para un hombre que necesita cuidados, pero muchos no viven lo bastante para sacarle provecho. Tomado del texto original. Fecha: 06/12/16
Formato: DOC (Word 97-2003)